En otra de las indecorosas apariciones del lenguaraz presidencial se informó sobre el plan sistemático de persecución penal que se implementará sobre la docencia.
En ocasión del paro nacional docente y con el don de oportunismo procaz que suele utilizar el lenguaraz presidencial, que no es más que un amplificador del pensamiento adoctrinador del señor presidente, desde su espacio de vocería, anuncia enviar un proyecto de ley “para modificar los artículos 11 y 126 de la Ley de Educación Nacional con el objetivo de penar el adoctrinamiento en las escuelas. Además de esto, el ministerio de capital humano se va a encargar de poner a disposición un canal para que los padres y alumnos puedan denunciar el adoctrinamiento y la actividad política que no respete la libertad de expresión. En definitiva, van a poder denunciar cuando sientan que no se respete su derecho a educarse…”, para luego hablar de que los “entristece ver contenidos en las aulas o actos escolares teñidos con militancia ideológica…” y hacer una difusa referencia sobre una supuesta actividad en un colegio, que habría ofendido a “familias, estudiantes y veteranos de Malvinas…”. A renglón seguido, criticó el paro docente y consideró que es un instrumento de los sindicalistas “para negociar sus privilegios”. Mientras el lenguaraz ponía en palabras el pensamiento de la pedagogía opresora del señor presidente, las fuerzas de (in)seguridad, reprimían, con la cobardía e impunidad que las caracteriza, las protestas de docentes y jubiladxs en la plaza del Congreso como se puede apreciar aquí.
Tenemos muchas discrepancias y hemos sido muy críticos de la Ley Nacional de Educación (LEN) por seguir los lineamientos impuestos por los organismos internacionales, que son los que pusieron en crisis al sistema educativo en cuanto a su carácter público y gratuito, puesto que permeabilizó la intromisión de las llamadas organizaciones de la sociedad civil (ong y fundaciones empresariales) que promueven los dispositivos de endoprivatización del sistema; por ejemplo, la voucherización como implementa este gobierno, o los cursos de capacitación a cargo de fundaciones, como los del milmillonario Sunny Varkey, con su marca ideológica de mercado y su sesgo neoliberal.
Es por eso que la misma ley puede ser aprovechada como insumo por las derechas en general y las ultras derechas en particular, con reformas para penalizar, que es el dispositivo para el cual siempre invierten los gobiernos que enarbolan el pensamiento hegemónico como una verdad revelada por las “fuerzas del cielo”.
En este caso proponen la modificación de los artículos 11 y 126 de la LEN. Interesante, porque también, para la entrega de vouchers, como lo hemos desarrollado en un artículo anterior, la ministra Sandra Pettovello había realizado una “libertaria” interpretación del inciso “e” del mismo artículo 11, donde dice: “…garantizar la inclusión educativa a través de políticas universales y de estrategias pedagógicas y de asignación de recursos que otorguen prioridad a los sectores más desfavorecidos de la sociedad…”, la ministra a través de la resolución 61/2024, considera que “los sectores más desfavorecidos de la sociedad” pertenecen a la clase media que envía sus hijxs a la educación privada. De manera que quienes aumentaron las cuotas desmedidamente gracias a la liberación de los aranceles que realizó el señor presidente, no solo se siguen beneficiando por los subsidios estatales (subsidio a la oferta), sino que podrán sostener su matrícula gracias al subsidio a la demanda (voucher). Estas son las variables que permiten al mercado educativo sostenerse con los dineros del Estado (el de todos), en detrimento de la educación pública a la que se le niegan las recomposiciones salariales y las partidas provinciales con el cínico enunciado: “no hay plata”.
Es así que cuando los reclamos emergen, la respuesta es la represión, los malos tratos, la persecución, la penalización y la descalificación libertaria. El fascismo puede tener muchos y variopintos ropajes, pero la esencia es la misma en todas partes.
Modificar el artículo 11 de la LEN implica suprimir, alterar o agregar algún inciso o eliminar el artículo completo y remplazarlo por otro. Dicho artículo es un título de la ley: “Los fines y objetivos de la política educativa nacional son…” y tiene 23 incisos, que orientan el conocimiento; la formación; la sexualidad; el saber científico; las distintas manifestaciones del arte y la cultura; la participación democrática, la garantía de los derechos de niñxs y adolescentes; la eliminación de todas formas de discriminación; entre otros fines y objetivos.
En tanto que el artículo 126, se circunscribe a “Los/as alumnos/as tienen derecho a…” y lo completan 10 incisos, que se refieren a los derechos a la educación igualitaria; libertad de conciencia; protección física, psicológica o moral; al apoyo económico, social, cultural y pedagógico; integrar centros, asociaciones y clubes de estudiantes; la participación en la decisión de proyectos; desarrollar sus aprendizajes en edificios que respondan a normas de seguridad y salubridad, con instalaciones y equipamiento que aseguren la calidad del servicio educativo; entre otros derechos, que por cierto algunos son dudosos, porque donde está el derecho del alumnx está el de deber del Estado; por ejemplo la infraestructura escolar para el desarrollo de los aprendizajes, es decir, el estado paupérrimo de algunos edificios escolares niega el enunciado de ese derecho.
Elegimos textualizar estos incisos de ambos artículos por encontrar que son significativos en cuanto a los fines de la política educativa y los derechos del estudiantado, sin embargo, así como la ministra Pettovello hizo la libertaria interpretación del inciso “e” del actual artículo 11, es muy probable que en las modificaciones que vaya a proponer el señor presidente a ambos artículos, se agreguen en los fines de la política educativa la “penalización docente” y que entre los derechos que expone el artículo 126, encontremos el derecho a “denunciar” a docentes que sean sospechados de no tener la “imparcialidad” del discurso hegemónico enarbolado por el señor presidente, algunos de sus funcionarios, incluidos diputadxs, senadorxs y el lenguaraz informante, en consecuencia lxs docentes podrán ser acusadxs de “adoctrinar” a sus alumnxs.
No parece suficiente usar a las fuerzas de (in)seguridad para reprimir a quienes se manifiestan por una jubilación que sea igual a la canasta familiar o a lxs docentes, que en la conmemoración de los 17 años del impune asesinato de Carlos Fuentealba, salieron a reclamar por las paritarias y el Fondo Nacional de Incentivo Docente para la recomposición justa de sus deprimidos salarios, producto tanto de políticas precarizadoras de orden histórico como de la doctrina del shock depredador aplicada por este gobierno empobrecedor compulsivo.
Declarar a la docencia como enemiga, si es que no rinde pleitesía a los designios del “señor presidente”, va en línea con las políticas de exterminio tan valoradas por él, como la “gesta” genocida del, todavía “monumentado” general Julio A. Roca.
Todo gesto presidencial, aunque no lo parezca, es pedagógico, quiero decir, es performativo, genera efectos, construye conductas.
Cuando el señor presidente, en ocasión de su “clase magistral” ante lxs estudiantes del colegio Cardenal Copello, donde él estudió, les dice: “… dejar de darle pescado a la gente y enseñarle a pescar…”, lo que luego traduce como “… enseñarles a ser individuos, enseñarles a ser libres…”, asocia la libertad al hambre y en el mismo ademán a la ruptura de la solidaridad social. Ese hecho lingüístico es performativo, genera un efecto en las conductas, en este caso es más complicado, porque se enuncia como una sentencia acabada en sí misma y es la palabra presidencial. Eso es adoctrinamiento.
En cambio, un docente aprovecharía la misma sentencia para provocar el debate con sus alumnxs sobre el individualismo y la solidaridad para, incluso desde allí, problematizar los conceptos de egoísmo y altruismo o los principios de cooperación asociados al aprendizaje.
Esta segunda actividad genera conocimiento y moviliza conductas, frente a la palabra presidencial que genera parálisis y obediencia, no pensamiento, adoctrinamiento, una forma conductual de la concepción bancaria de la educación. Pero este tema ya lo analizamos en profundidad en otro artículo.
La cuestión parece ser que la docencia es el nuevo enemigo interno, seguramente siguiendo las enseñanzas de Julio A. Roca, como bien lo dijo el señor presidente, sobre su ídolo militar vernáculo; así como su veneración por la imperialista, asesina británica, Margaret Thatcher, que cuando le preguntaron en una entrevista por el hundimiento del crucero General Belgrano, que navegaba fuera del área de exclusión y fue torpedeado por el submarino inglés Conqueror por orden directa de ella, contestó que “lo haría otra vez”.
¿Cómo daría ese tema a sus alumnos, señor presidente?
Es obvio que no lo daría, como en el discurso que realizó el 2 de abril en la Plaza San Martin de la Ciudad de Buenos Aires, donde Malvinas estuvo ausente, el proceso colonial estuvo ausente, los conscriptos muertos, estuvieron ausentes, estuvo presente “el gran general Julio Argentino Roca”, a quien designó como “el padre de la Argentina moderna” y su visión patafísica de la economía y la política.
Al principio me pareció extraño que, con la Fuerzas Armadas presentes en el acto, el señor presidente no hiciera una referencia a la “patria”, siendo que tampoco hubo alusión al “Padre de la patria”, el general José de San Martín; después entendí, que en la lógica mileiniana la patria no existe, porque todo es mercado.
Veamos, en el discurso tampoco aparece respecto de Malvinas la dialéctica imperialismo – colonialismo, por esa misma noción de mercado que la obtura. Dice el señor presidente: “… no existe soberanía sin prosperidad económica y como muestra toda la evidencia empírica, no existe prosperidad económica, sin libertad económica, justamente los presidentes de la llamada generación del 80, no hicieron otra cosa que lo que nosotros proponemos hoy en día, un Estado restringido a sus funciones esenciales, libertad para producir, trabajar, comerciar y circular…”.
El grado cero del reduccionismo estatal, las funciones del estado del señor presidente se restringen a “producir”, “trabajar” y “comerciar”, resulta particularmente novedoso lo de “circular” ¿tendrá que ver con no hacer paros, ni piquetes, ni protestas, ni reclamos que puedan afectar la circulación de la “gente de bien”?
Lo que propone el señor presidente es un estado con autómatas al servicio íntegro del capital, con individuos/máquina que produzcan para el capitalismo y la mayor acumulación de la riqueza en pocas manos.
Para ese modelo necesita una escuela pública al servicio de todo el funesto andamiaje, que ya estaba en marcha, pero que sus políticas de shock lo exponen salvajemente.
Está clara la colonialidad del poder y su devoción por los imperialismos, inglés y estadounidense, como lo ha marcado nuestra historia, justamente con las preferencias de Juan Bautista Alberdi por lo europeo y Domingo F. Sarmiento por los Estados Unidos.
El discurso de Plaza San Martín es una clara reivindicación a las Fuerzas Armadas desde la perspectiva negacionista, que intenta poner en duda lo que es cosa juzgada. Eso es adoctrinamiento.
La apelación a Roca como “el padre de la Argentina moderna”, es la reivindicación del genocidio perpetrado sobre los Pueblos Originarios. Roca no batalló contra el enemigo extranjero, exterminó a los aborígenes, los que habitaban desde el inicio; funcionó como un verdadero colonizador, actuó para el imperio.
Aquellos que habían sido derrotados en las llamadas invasiones inglesas 1.806 y 1.807 y que esa gesta marcó el camino de los revolucionarios hacia 1.810, fue traicionada por la llamada generación del 80.
Por supuesto que todo proceso histórico es objeto de debate, pero hay determinadas conceptualizaciones que son inevitables, la decisión de la lucha es contra el invasor, pero como ha sucedido en este país, históricamente y también en Latinoamérica, siempre están las elites apropiadoras del territorio que han utilizado a las fuerzas militares como brazo pretoriano en resguardo se sus propios intereses, haciendo el adoctrinamiento de los integrantes de esas fuerzas e imponiendo su plan económico y sus valores de clase como universales. Eso, también, es adoctrinamiento.
Así que bienvenida esta desigual “batalla cultural”, porque usted, señor presidente tiene todo el aparato del Estado para ejercitar todas las formas de represión imaginables, físicas y simbólicas; de todas maneras somos muchxs, los que no nos vamos a dejar “adoctrinar” por el avasallamiento cotidiano, ni por las “transcripciones” de su lenguaraz con su delirante “0800 denuncie un docente”, porque la población sabe, que son lxs docentes de las escuelas públicas desfinanciadas, lxs que todos los días afrontan la aventura de enseñar, en un contexto en el que vivir, para millones de habitantes es una odisea, con más del 60% de niñxs y adolescentes sumidos en la pobreza profundizada por sus fuerzas del cielo.
No se trata de “adoctrinamiento” escolar; se trata de adoctrinamiento gubernamental.
Darío Balvidares
Imagen destacada: Nahuel Hidalgo
Publicado en Tramas 6-04-2024
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