Hace unos días, antes de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO), nos enteramos de un nuevo avance que el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires ensaya en su derrotero por la privatización de la educación pública: la contratación de Pearson Education SA para la planificación, diseño y dictado clases de inglés.
En junio habíamos escrito sobre la avanzada privatizadora y el capitalismo de plataformas como una de las manifestaciones en la era del capitalismo digital o capitalismo cognitivo o Cuarta Revolución Industrial, como llaman algunos teóricos a esta etapa de apropiación tecnológica que realiza el mundo corporativo, donde especialmente el negocio de las EdTech (tecnologías de la educación) ha cobrado fuerte significación, además de dejar extraordinarias ganancias en billones de dólares.
En esa nota habíamos mostrado cómo la enseñanza, a cargo de la docencia, va siendo desplazada y suplantada por las llamadas tecnologías del aprendizaje, transformando al docente en mero facilitador.
Como sabemos, en una muy apretada síntesis, el capitalismo separa a los trabajadores de los medios de producción que están en propiedad del capitalista, tal como lo afirmara Carlos Marx, lo mismo sucede con el mercado de la comunicación y desde fines de los años 50 del siglo pasado comienza el incipiente avance sobre el paradigma educativo, que ya desde los 90 y en este siglo con un fuerte mercado impulsado desde los organismos internacionales como la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), se consolida el nuevo paradigma economicista de la educación.
Paradigma que fue adoptado en Argentina por los sucesivos gobiernos con pequeños matices de diferencia en lo doméstico, pero sin diferencias en la aceptación acrítica de la macropolítica educativa.
Es ese marco se abre el camino la industria EdTech impulsada por la OCDE, entre otros organismos y fundaciones corporativas, pero sucede que las corporaciones tecnológicas están tomando el timón no sólo de un mercado inasible para los Estados, sino que cada vez menos necesitan de los organismos internacionales porque ellas mismas son el producto y establecen sus propias alianzas.
En esta coyuntura, OCDE, ha elaborado su imperativo futurista con La brújula del aprendizaje 2030, un instrumento que define el conocimiento, las habilidades, las actitudes y los valores que los estudiantes necesitan para alcanzar su potencial y contribuir al bienestar de sus comunidades y del planeta, según su propia página web.
Pero lo que atañe a esta nota de manera específica, es que al modelo de educación híbrida, también implementado por el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y donde hace punta Google for education, se suma el contrato realizado con Pearson Education SA “para la prestación del servicio integral de planificación, diseño y dictado de clases de inglés (modalidad sincrónica) para estudiantes del segundo ciclo de nivel primario y estudiantes de nivel secundario de escuelas de gestión estatal del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires…”, con un costo de $179.200.000.
Imagen documento crédito Noticias La Insuperable
¿Quién es Pearson?
Pearson no solo es una editorial, sino que es un grupo que tuvo importantes porcentajes accionarios en el negocio del periodismo económico. Pero, en 2015, vende el 50% de su participación en la revista The Economist, la compra de ese capital accionario quedó en manos, una parte en el propio grupo The Economist y otra fracción de acciones a Exor, que es el holding familiar de Giovanni Agnelli (fortuna 28º en el mundo).
También en 2015, la multinacional inglesa, Pearson se desprende del diario económico, Financial Times, vendiéndolo al grupo japonés Nikkei.
Esto muestra que Pearson estaba dispuesta a concentrarse en el mercado educativo y en ser la mayor editora de libros del mundo con Penguin Books. Luego de su fusión con el grupo empresarial con base en Alemania, Bertelsmann SE & Co. KGaA, poseedor de otra de las mayores editoras de libros del mundo, Random House; emerge Penguin Random House. Ahora sí, la mayor editora de libros del mundo, de manera que además de constituirse en el monopolio editorial, como lógica consecuencia, también se constituye en el monstruoso reservorio didáctico- pedagógico del mundo, tal como ellos mismos se definen: “ La Compañía de Educación del Mundo” y apenas ingresamos en su sitio web aparece la noción de “aprendizaje”, totalmente descontextualizado, reñido con cualquier modelo pedagógico enmarcado en lo social y colectivo y absolutamente alejado de la perspectiva crítica.
Pearson vende un producto al que llama “educación”, funcional al paradigma impulsado por su socio geopolítico OCDE. De hecho, Andreas Schleicher es el director del departamento de Educación de la OCDE, por lo tanto, director de PISA (Programa para la Evaluación Internacional de los Estudiantes) y es miembro del panel asesor de Pearson. Lo que resulta una maquinaria perfecta de penetración comercial e ideológica, a quien nuestros gobiernos además le pagan millones de dólares por participar en las espurias pruebas internaciones estandarizadas, como hemos visto en otras publicaciones.
Así las cosas, el gigante colonizador viene por todo de la mano de la colonialidad del poder, porque hay que recordar que Pearson Education SA ya había actuado en la “capacitación a jóvenes en inglés técnico para mejorar sus oportunidades laborales” en 2022, según anunciaba el comunicado gubernamental de la Ciudad, en el que también se promociona a Pearson y sus productos: “Más de 20.000 empleados de Pearson llevan sus productos y servicios a países de todo el mundo y trabajan con el mismo propósito: ayudar a las personas para que alcancen su potencial a través de la educación”.
Como vemos, con estos gobiernos, Pearson no necesita pagar la publicidad, está incluida en la propaganda gubernamental del poco afortunado precandidato presidencial, Horacio Rodríguez Larreta, quien tras las PASO quedó fuera de la carrera electoral.
Pearson Education está profundizando su carreara en el mercado EdTech donde compiten las llamadas GAFAM (Google, Apple, Facebook, Amazon y Microsoft). Si bien la multinacional Pearson se ha agigantado con el negocio de las pruebas PISA y con la monopólica Penguin Random House; Pearson Education produce un instrumento más directo del negocio educativo.
Veamos, las evaluaciones de Pearson no tienen demasiada buena reputación a nivel mundial por entender que la manipulación de los datos arrojados en los exámenes son moneda corriente para establecer los caprichosos rankings internacionales. Eso respecto de los resultados que luego se publican de manera aleatoria.
Pero existe otro motivo, que es el que aparece explícito en la imagen anterior: “crear productos y servicios digitales de gran calidad que sean fáciles de usar y completamente accesibles, además de estar personalizados para cada consumidor”.
¿Acaso no estábamos hablando de educación?
Es necesario tomar conciencia que para Pearson como para los reformistas, anglófilos y vernáculos, la educación es un servicio y los estudiantes y docentes son potenciales clientes y consumidores de esos productos, algunos educativos, otros no.
Una muestra de esto es que, en 2011, Pearson firmó un contrato por 32 millones de dólares para realizar los exámenes oficiales de las escuelas públicas de Nueva York durante cinco años. La compañía fue multada con 7.5 millones de dólares. Un fiscal encontró que utilizaba para sus propios negocios la información, que obtenía al hacer los exámenes.
Ese episodio ilustra como este desplazamiento hacia los “servicios educativos” incluyen los procesos que entran en las lógicas extractivistas, que se realizan a través de la extracción datos que se generan en la escuela o en los ordenadores personales de lxs estudiantes con cada conexión a las plataformas.
Recordemos que InBloom fue un proyecto financiado con U$D 100 millones por la Fundación Bill Gates (Microsoft) destinado a recopilar datos sobre estudiantes en Estados Unidos; se sospechó por la vulneración de la privacidad. El proyecto comenzó en 2013 y se tuvo que cancelar en 2014, sin embargo, las empresas digitales continuaron penetrando en la educación promocionando sus proyectos como “servicio público”, otro artilugio del millonario mercado educativo.
En este caso puntual del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y del contrato a Pearson Education significa mucho más que la tercerización de una materia (Inglés) en el proceso endoprivatizador de la educación que se ha instalado y naturalizado en Argentina con los sucesivos gobiernos (nacional y provinciales), puesto que también implica una ofensiva contra el estatuto docente (la sustitución de docentes por una corporación empresarial) y una decidida afrenta para debilitar a los sindicatos combativos; porque a los otros, a los sellos burocráticos no les importa el avance privatizador puesto que operan como subsidiarias gubernamentales, por un puñado de dádivas.
Habría que preguntarse porqué faltan docentes, siendo que esa es la excusa puntual de la Ciudad para el contrato a Pearson.
El desprestigio permanente de los últimos 30 años al conjunto de la docencia, estigmatizada con el eslogan de la “falta de capacitación”; los paupérrimos salarios; criminalizada en las protestas; vulnerada en sus derechos históricos; responsabilizada por los resultados en los operativos de evaluación nacionales e internacionales, seguramente son alguno de los motivos por los que lxs jóvenes no optan por las carreras magisteriales.
Vale preguntarse si la eficiencia reformista, después de más de tres décadas de reformas sobre reformas, solo tiene como objetivo final la producción de la performatividad económica de lxs estudiantes, puesto que no sólo están siguiendo el recetario del decálogo economicista de la educación, sino entregando las aulas un mercado de aprendizajes de dudosa trayectoria.
Las elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias, esbozan un panorama de continuidad y profundización del proceso endoprivatizador de la educación.
En este escenario se hace absolutamente imprescindible la convocatoria a la realización de un congreso pedagógico de carácter nacional y multidimensional que contemple, como uno de los ejes centrales, la crítica al desarrollo de la macropolítica educativa, porque estamos asistiendo no sólo al “apagón pedagógico”, sino al anochecer de la educación pública.
Darío Balvidares
Fuente: No, no es “aprendizaje para toda la vida”, es el negocio para toda la vida Publicada en tramas.ar 15-08-23
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