Buscar este blog

lunes, 26 de mayo de 2025

Otro golpe a la educación y el ataque al derecho a huelga

 


El gobierno escala en la profundización del ajuste educativo y la limitación de los derechos laborales con la publicación de los Decretos 341/2025 y 340/2025. Estas medidas, presentadas como herramientas de “ordenamiento” y “eficiencia”, intentan maquillar la estrategia de desmantelamiento de la educación pública y del disciplinamiento social a través de la restricción del derecho a huelga.

La negociación salarial docente fragmentada

El Decreto 341/2025 elimina la intervención directa del Estado Nacional en la negociación salarial docente, modificando la Ley 26.075 de Financiamiento Educativo. Hasta ahora, el artículo 10 de la ley establecía que el salario mínimo docente debía ser acordado en una mesa de negociación entre el Gobierno Nacional, las provincias y los sindicatos docentes. Con el cambio impuesto por el decreto, la negociación se traslada al Consejo Federal de Educación, eliminando la participación directa del Ejecutivo nacional y dejando el acuerdo salarial sujeto a la capacidad de negociación de cada provincia.

Este desplazamiento no es menor: en un contexto de ajuste presupuestario y reducción de transferencias a las provincias, el nuevo esquema abre la puerta a diferencias salariales profundas entre las distintas jurisdicciones y a una mayor precarización de los docentes en regiones con menor capacidad económica. Además, la Secretaría de Educación solo podrá refrendar los acuerdos si su implementación es “viable presupuestariamente”, lo que añade un nuevo filtro para limitar aumentos salariales.

Es decir, el gobierno no interviene porque se define como anarcocapitalista, pero solo para el caso en que los “acuerdos provinciales” no superen el índice de la inflación (en el mejor de los casos) o según sea el antojo discrecional del señor presidente, autopercibido como el “topo del Estado”, el que lo viene a destruir (según sus propias declaraciones).

Por otro lado, el artículo 9, que originalmente establecía que el Estado Nacional debía garantizar el financiamiento educativo mediante la asignación de recursos a las provincias, ahora permite la reasignación de fondos según criterios de eficiencia y cumplimiento administrativo. Otra farsa en el mismo sentido de la anterior, el gobierno se reserva el derecho de redistribuir recursos discrecionalmente, lo que implica subordinar a los gobernadores provinciales (que algunos mucho no necesitan para rendir pleitesía) a los designios de las “fuerzas del cielo”; lo que genera incertidumbre sobre la posibilidad concreta de aumento del desfinanciamiento de la educación pública en ciertas jurisdicciones.

La educación como actividad esencial y el ataque al derecho a huelga

El Decreto 340/2025 amplía la lista de actividades esenciales, incluyendo la educación dentro de esta categoría a través del inciso f del artículo 3. Esto implica que, en caso de huelga, las instituciones educativas deberán garantizar un mínimo del 75% de su funcionamiento, limitando drásticamente la capacidad de los docentes de ejercer medidas de fuerza.

Lo que no pudo salir por ley, me refiero a declarar a la educación como servicio estratégico esencial, como lo hemos explicado en el artículo, “Educación como servicio estratégico esencial”, lo vuelve a imponer por decreto el gobierno anarcocapitalista que usa al Estado solo para castigar; la violencia simbólica y la violencia física (como la represión sistemática de todos los miércoles a lxs jubiladxs) son sus instrumentos preferidos para naturalizar las continuas violaciones de derechos y vejaciones jurídicas.

Este cambio no es accidental, forma parte de una estrategia para debilitar la herramienta de presión más importante que tienen lxs trabajadorxs, en un momento en el que la política de ajuste amenaza las condiciones laborales y salariales de los docentes. Si el nuevo esquema de negociación fragmentada ya debilitaba la capacidad de obtener mejoras salariales, la restricción al derecho a huelga elimina cualquier posibilidad de lucha para revertir el deterioro.

Además, el decreto introduce la categoría de actividades de “importancia trascendental”, que deben mantener al menos el 50% de su operatividad en jornadas de paro, afectando también a sectores vinculados a la educación universitaria y terciaria. Los sindicatos docentes y la CGT han calificado la norma como inconstitucional y anticipan que presentarán recursos judiciales contra su implementación. ¿Y un plan de lucha?

Un intento de burlar el fallo judicial contra el Mega DNU 70/2023

El Decreto 340/2025 no solo limita el derecho a huelga, sino que también busca reponer de manera autoritaria las reformas laborales que la Justicia ya había suspendido en el Mega DNU 70/2023. En diciembre de 2024, la Cámara Nacional del Trabajo declaró la inconstitucionalidad del capítulo laboral de ese decreto, señalando que el Ejecutivo no podía modificar unilateralmente derechos laborales protegidos por la Constitución.

Ahora, el gobierno intenta reintroducir esas restricciones mediante un nuevo decreto, ampliando la lista de actividades esenciales y limitando la capacidad de los trabajadores de ejercer medidas de fuerza. La estrategia es clara: si el poder Judicial bloquea una reforma por inconstitucional (cosa que debería pasar más seguido), el Ejecutivo la impone por otro camino, sin debate legislativo ni consenso social.

La pregunta no es sólo hasta dónde llegará el topo del Estado con sus ajustes y vejaciones jurídicas, sino qué capacidad de respuesta colectiva habrá para frenar esta nueva ofensiva violatoria de los derechos laborales.

Imagen de portada: Enfoque Sindical

Publicado en Huella del Sur 22/05/2025

lunes, 19 de mayo de 2025

Zurda

 

El libro de Myriam Bregman es un texto que invita a reflexionar sobre ideas y construcciones que se hacen sobre la izquierda y sobre todo incita a la rebelión contra la “mansedumbre” y el “conformismo”.

El domingo 11 de este mes Myriam Bregman presentó Zurda, apuntes contra la resignación, la mansedumbre y en conformismo en la Feria del Libro de Buenos Aires a la que fui invitado y, por supuesto, asistí y también compré el libro. Es de destacar que la sala Martín Fierro no solo estaba completa sino que cientos de asistentes quedaron del lado de afuera siguiendo el evento que fue multitudinario.

Pero no vamos a hablar aquí de la convocatoria en la Feria, sí destacar que en la presentación la autora, remarca que uno de los objetivos del libro es que “hay que volver a explicar que es ser de izquierda”.

Y, entre otras cosas, “hay que volver a explicar que es ser de izquierda” funciona como una apuesta pedagógica dirigida la juventud, con anclaje en la potencia de las mujeres que, sin titubeos, expresa la dedicatoria que abre Zurda: “A las futuras generaciones deseando que las jóvenes estén a la cabeza de todas las luchas que surjan desde abajo y desafíen todos los ordenes que nos impongan desde arriba”.

Luego de los “agradecimientos” en los que Bregman expone su posición de que “toda pelea es colectiva”, como va a quedar demostrado en el recorrido de las 166 páginas que componen el libro, entramos en una doble presentación, una a cargo de Andrea D’Atri, legisladora porteña y la otra del periodista, Fernando Rosso.

En la primera se distingue la idea de la “pasión alegre” que “se alimenta de la rabia que nos provoca este sistema putrefacto y en los momentos sombríos, sostiene nuestra lucha colectiva, tenaz y persistente por una transformación absolutamente radical”. Una presentación desde la vivencia cotidiana de la militancia. ¡Eso! lo cotidiano que va a estar presente en todo el recorrido del texto.

La presentación de Rosso, remite y refuerza también el sentido de lo colectivo en la luchas que más adelante Bregman va a tematizar como episodios de nuestra historia reciente  que se termina manifestando ahora con el “miedo libertario a la idea comunista”.

La introducción plantea la pregunta casi filosófica “¿Por qué somos de izquierda?” Porque el capitalismo provoca tristeza, promueve “pasiones tristes” para las inmensas mayorías. Las “pasiones tristes” producidas por las derechas frente a las “pasiones alegres” que se encuentra en la lucha colectiva “por una democracia de otra clase, verdaderamente radical, que solo puede conseguirse sobre la base de la igualdad política y económica” van a ser dos de las ideas fuerza que motorizan el desarrollo de la escritura de estos “apuntes contra la resignación…”, esa resignación a que no hay salida del capitalismo mas que espasmódicos paliativos a la versión neoliberal en los turnos de gobiernos percibidos como progresistas.

Los significados de alegría y tristeza, según las conceptualizaciones citadas del filósofo Baruch Spinoza, son los que dan forma al pensamiento de la “zurda” en ese paseo por los bosques de una escritura que se descubre entre los acontecimientos de la lucha y las instancias de la vida, que en el desarrollo de este libro lo particular se muestra sobre la escena pública en un movimiento dialéctico en la construcción personal de “aprendizajes” y la dinámica de la construcción colectiva.

Con lenguaje sencillo el texto describe la ofensiva reaccionaria de las derechas con su “programa ultraliberal” que para el caso argentino y de la mano de Javier Milei “se repiten muchos rasgos del neoliberalismo de los años 90, pero con el novedoso dominio del lenguaje de las redes sociales donde se esparcen los discursos de odio hacia los oprimidos, las fake news y el trolleo contra las criticas”; sin embargo la dirigente de izquierda advierte cierta fragilidad y precariedad en el programa de la derecha en la comparativa con “los dorados inicios del neoliberalismo” con la aparición de la tesis del fin de la historia de Francis Fukuyama.

Por supuesto que adhiero, y me permito esta brevísima digresión, con la comparativa de la que habla Bregman; la tesis de Fukuyama sobre el fin de la historia que establece la universalidad de la democracia liberal tras la derrota del comunismo con la caída del Muro de Berlín y su afinidad a la idea de  “fin” de las ideologías tan puesta en boga por el pensamiento posmoderno de la época, tiene una (aparente) consistencia teórica frente a los discursos de odio, las fake news y el trolleo, pero la peligrosidad de esas estrategias de la ultra derecha tiene una llegada masiva y anticultural, lo que hace más peligrosos estos mensajes si bien, coincido con la autora que son más frágiles argumentalmente. 

Hay que decir que la tesis conformó un cuerpo teórico que fue muy difundido y bienvenido por el liberalismo vernáculo y la corporación periodística hegemónica, además del entonces presidente, Carlos Menen, que seguramente nunca leyó a Fukuyama pero repetía eso de que las “ideologías han muerto”.  

A pesar de la fuerte promoción de “el fin de la historia”, las crisis recurrentes del capitalismo y sus efectos nocivos sobre la mayoría inmensa de la población mundial y en nuestro país con los comienzos de la lucha piquetera que tendrán su primer epicentro el 19 y 20 de diciembre de 2001 en la gran primer pueblada de este siglo que provocó la renuncia  y el escape en helicóptero del presidente Fernando de la Rúa y que dejó 39 asesinados entre ellos 7 menores de 18 años, corroe de manera inevitable la tesis de Fukuyama. 

Las luchas se multiplicaban por los cierres de fábricas y las presentaciones de quiebras fraudulentas  desde la textil Brukman como la de los obreros ceramistas de Zanon  en Neuquén que luego de la ocupación de la fábrica en octubre de 2001, poco antes del estallido social, en marzo de 2002 ya estaban trabajando bajo gestión obrera con el nombre de FaSinPat (Fábrica Sin Patrones) lo que los transformó en un símbolo. 

El libro recoge estas historias como la recuperación que realizaron los obreros gráficos de  Donnelley, hoy Madygraf, en 2014 y construye una red semiótica de significación que verifica, contra Fukuyama que las ideologías no solo no han muerto, sino que, como se señala en estos apuntes contra la resignación, el miedo al comunismo que esgrimen las nuevas derechas es la prueba manifiesta que “la lucha de clases” está en el escenario cotidiano. “Nadie pelea con fantasmas del pasado si no teme que reaparezcan en el futuro”, afirma la zurda.

Una de las particularidades es que en estos apuntes, la nacida en Timote como ella misma nos refiere, desarrolla de manera episódica su inclinación creciente por ser de izquierda, así es como en los convulsionados 90, las privatizaciones de empresas públicas, el indulto de Carlos Menem a los genocidas de la dictadura, los desocupados, los cortes de ruta conjugan el marco en que llega a  la ciudad de Buenos Aires desde “Timote – el pueblo de campo donde nací – para cursar la carrera de abogacía con el vago deseo de hacer justicia en un mundo que me parecía injusto” y en los 2000, casi recién recibida se encuentra con las luchas de las fábricas recuperadas.

Estos acontecimientos producto de las luchas obreras que se inscriben en las luchas sociales como la de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, las leyes de impunidad,  la reapertura de los juicios a los genocidas, la llevan a participar activamente haciendo de la abogacía su militancia por aquello de “hacer justicia en un mundo que me parecía injusto”.

Los apuntes sobre los distintos momentos que ocupó la dictadura genocida se extienden con nombres y momentos que no dejan de señalar que “son treinta mil, fue genocidio”, hasta la segunda desaparición de Julio López “que nos mostró cabalmente que la impunidad de la que gozaban los genocidas les permitía seguir en funciones o mantener las reces criminales estatales y paraestatales”, afirma la autora.

El recorrido por estos apuntes  nos lleva a encontrarnos con las posturas negacionistas enarboladas por Javier Milei y Victoria Villarruel, a la sazón el señor presidente (o“el gatito mimoso del poder económico”) y la vicepresidenta y en ellos la representación de quienes todavía dudan de la evidencia, sin embargo la reflexión de Bregman en este punto y con una mirada extendida, adelanta que “su objetivo inmediato es limpiar la memoria de los criminales que cometieron genocidio. Pero su propósito instrumental es borrar el prontuario de las fuerzas de coerción y fortalecer el aparato represivo del Estado, que blindará los próximos planes de hambre y miseria ante las futuras resistencias de las grandes mayorías”.

En “Somos Marea”, la significación del #NiUnaMenos, los Encuentros Nacionales de Mujeres y sus repercusiones hasta que el 3 junio de 2015 “el movimiento de mujeres trascendió los límites, conmovió la sociedad y convirtió a la violencia machista en una demanda popular (…) La cultura popular era puesta en el centro de la escena”.

La experiencia de lo colectivo seguía multiplicándose y como diputada de la Nación por el Frente de Izquierda “…decidimos presentar el Plan Nacional de Emergencia contra la Violencia hacia las Mujeres…” que como luego comenta “fue cajoneado” lo que pone de manifiesto que en la Cámara de Diputados de la Nación el doble discurso sigue siendo moneda de cambio, porque “adherían a la manifestación para ir a favor de la corriente (…) Pero no estaban dispuestos a asignar los fondos presupuestarios…”.

Zurda, recoge algunas de las múltiples luchas no solo en Argentina donde el disparador está puesto en el Cordobazo de 1969 y otorga sentido a aquello que siempre aparece como episódico, aislado o ninguneado con eso de “era otra época”, como para restarle valor; también y en paralelo otros acontecimientos de carácter internacional; nombres como Karl Marx, León Trotsky, Simone de Beauvoir, Walter Benjamin, Osvaldo Bayer, dicen presente, entre otros, en los apuntes de Bregman.

Los apuntes se van entrelazando con preguntas y reflexiones que encadenan los hechos de nuestra historia reciente y una fuerte interpelación a nuestro presente, el problema del hambre, la pobreza y el desempleo y la propuesta de “una economía planificada democráticamente por el mismo pueblo trabajador…”; la jornada de 6 horas de trabajo para que haya pleno empleo.

No falta la crítica al peronismo que siempre se reconstruye sobre un “general, un caudillo, una figura carismática”; y claro, ahí está la contradicción porque al mismo tiempo dice que representa a los trabajadores que son la columna vertebral del movimiento, que curiosamente nunca conducen.

Seguir con este artículo sería spoilear un libro que hay que leer, sobre todo, como dice la autora, la juventud, aunque me permito ampliar el futuro público lector y recomendarlo para lxs que no entienden “qué es ser de izquierda”, es un texto de lectura ágil pero que mueve a la reflexión permanente y a examinarnos junto a las preguntas que se van abriendo en el texto.

Me quedo como lector y de izquierda con eso de “…proponernos el desafío de construir un gran partido socialista…”, por lo que leí, desde lo colectivo y como es contrariamente al peronismo y más inclinado a la construcción de las recuperadas; sin generales, ni caudillos, ni figuras carismáticas. Es claro: sin patrones.

Imagen de portada: El Ágora Digital

Publicado en Huella del Sur 19-5-2025

lunes, 5 de mayo de 2025

La universidad pública en la encrucijada: colonialidad del saber, capitalismo cognitivo y extractivismo tecnológico

 

Desfinanciamiento y desposesión del conocimiento público

El deterioro de la universidad pública no es un fenómeno aislado, sino parte de una estrategia deliberada que busca debilitar su rol como espacio de pensamiento crítico y autonomía científica.

En Argentina, bajo la administración de Javier Milei y su enfermizo seguidismo a las acciones del gobierno de Donald Trump en Estados Unidos, el ajuste presupuestario no solo impacta en los salarios docentes y los recursos para el sostenimiento diario de las universidades sino también en la investigación que lleva adelante el sistema científico en su conjunto.

Este ataque se inscribe en una lógica global de acumulación de capital, donde el conocimiento, lejos de ser un bien colectivo, se convierte en un recurso explotable bajo esquemas extractivistas. La reducción de los presupuestos universitarios, la precarización de docentes e investigadores y la desarticulación de organismos públicos de ciencia y tecnología configuran un proceso de desposesión del conocimiento público, empujándolo hacia la privatización y subordinándolo a intereses del mercado.

Las instituciones financieras internacionales han jugado un papel clave en la reconfiguración de la educación superior bajo criterios de eficiencia económica. Informes como “Cerrando la brecha en educación y tecnología” (2000) del Banco Mundial promovieron una visión de la universidad como un espacio que debe adaptarse a las necesidades del mercado antes que garantizar el acceso al conocimiento libre. En ese documento1 y de acuerdo con la posición que le toca a la Argentina, respecto de la relación educación y tecnología en esa clasificación que realiza el Informe del Banco Mundial en su recomendación dice que: “Aumentar el presupuesto de las universidades públicas, generalmente no representa una solución factible ni deseable y en cambio se debería considerar la recuperación de los costos, los aumentos de matrícula según un determinado presupuesto y las políticas que relacionen la transferencia de recursos públicos con el desempeño (…) fortalecimiento de incentivos para la investigación y el desarrollo privados…”.

En paralelo, organismos nacionales como el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) avalaron progresivamente la lógica de vinculación universidad-empresa, favoreciendo modelos de financiamiento mixto que reducen la independencia académica. Veamos un fragmento de un documento del CIN: “Organizar y potenciar los recursos del sistema para la transferencia de I+D a la producción y a los servicios. Instrumentar modalidades de asignación de recursos que permitan consensuar prioridades en un marco previsible y sustentable. Impulsar la inserción de las universidades y de la Educación Superior Argentina en los procesos de internacionalización, integración y desarrollo local y regional…”2.

Lo que está en disputa no es solo el presupuesto universitario, sino el sentido mismo de la educación superior: si será un espacio de producción de conocimiento al servicio de la sociedad, o continuará la profundización como apéndice funcional del sector privado. La ofensiva contra la universidad pública no solo es económica, sino ideológica, buscando transformar el conocimiento en un producto más dentro de la lógica mercantil.

Capitalismo cognitivo: lmercantilización del conocimiento

El capitalismo contemporáneo ha desplazado progresivamente su foco de acumulación desde los bienes materiales hacia los bienes intangibles, consolidando lo que se conoce como capitalismo cognitivo. En este modelo, el conocimiento ya no es considerado un derecho colectivo ni un recurso público, sino un insumo estratégico para la acumulación privada. La producción intelectual, la educación y la investigación científica se subordinan a las dinámicas del mercado, transformándose en activos sujetos a las leyes del capital.

Las universidades, que históricamente funcionaban como espacios autónomos de producción de saberes, son arrastradas hacia una lógica empresarial donde el conocimiento debe demostrar rentabilidad y aplicabilidad comercial. La investigación académica se orienta hacia áreas que garantizan financiamiento privado, desplazando estudios humanísticos, sociales y críticos que no generan beneficios monetarios. De este modo, el capitalismo cognitivo no solo moldea el contenido del conocimiento, sino que también impone quién lo produce y con qué objetivos.

La mercantilización del conocimiento se materializa en múltiples estrategias:

  • Patentes y propiedad intelectual: La ciencia y la tecnología se privatizan a través de patentes que restringen el acceso a descubrimientos esenciales, desde medicamentos hasta algoritmos de inteligencia artificial.
  • Universidad-empresa: Se impone un modelo de vinculación estrecha entre instituciones académicas y el sector privado, condicionando la producción científica a intereses corporativos3.
  • Financiamiento selectivo: Fondos públicos y privados privilegian investigaciones con impacto económico, dejando sin apoyo a proyectos con valor social.
  • Datos como mercancía: La educación digital y las plataformas tecnológicas convierten los datos generados por estudiantes y docentes en insumos comercializables para empresas de software educativo y marketing.

Este modelo también está atravesado por una profunda desigualdad: las universidades de élite concentran los recursos mientras que las instituciones públicas, especialmente en países periféricos, enfrentan un desfinanciamiento progresivo. La autonomía científica se ve erosionada y la producción de conocimiento se convierte en un terreno de disputa económica y política.

El capitalismo cognitivo no solo modifica las estructuras de financiamiento universitario, sino que redefine el rol mismo del conocimiento en la sociedad. En lugar de ser una herramienta de transformación y emancipación colectiva, se convierte en un bien de consumo restringido a quienes tienen el poder de financiarlo y explotarlo. La pregunta central es si el conocimiento seguirá siendo un derecho universal o si se consolidará como un privilegio de mercado.

Extractivismo tecnológico y la digitalización del conocimiento

En el contexto del capitalismo cognitivo, la expansión de la tecnología ha abierto nuevas fronteras para la apropiación del conocimiento. Lejos de democratizar el acceso a la educación, la digitalización ha consolidado un modelo extractivista donde los datos, las publicaciones académicas y los procesos de aprendizaje se convierten en mercancías.

Las plataformas de educación digital han redefinido la relación entre universidad y mercado. Empresas como Coursera, edX4 y Canvas5 han transformado el conocimiento en productos de consumo, donde el acceso depende de suscripciones, modelos freemium6 y licencias de uso restringidas. Lo que antes era un derecho garantizado por las universidades públicas, hoy es ofrecido como un servicio privatizado, controlado por algoritmos que optimizan el contenido para la mayor rentabilidad posible.

Este extractivismo digital opera de diversas formas:

  • Captura de datos educativos: Plataformas de gestión académica recopilan información sobre estudiantes y docentes, desde su rendimiento hasta sus hábitos de aprendizaje, para alimentar sistemas de inteligencia artificial y mercados de publicidad.
  • Privatización del acceso al conocimiento: La concentración editorial en grupos como Elsevier7 y Springer8 limita la difusión del conocimiento científico, convirtiendo las publicaciones académicas en bienes de lujo inaccesibles para estudiantes de universidades de países con menos recursos.
  • Automatización y control del aprendizaje: Los algoritmos determinan qué contenido se prioriza, qué métodos de enseñanza se adoptan y cómo se estructuran los procesos de evaluación, desplazando el criterio humano y académico en la educación.
  • Deslocalización de la producción científica: La externalización de investigaciones a plataformas globales permite que empresas y universidades extranjeras exploten el conocimiento sin redistribuir los beneficios a las comunidades locales.

Este modelo de extracción digital no solo impacta el acceso a la educación, sino que también redefine el rol de los docentes e investigadores, subordinándolos a sistemas de medición algorítmica y estructuras de financiamiento dependientes de métricas de impacto. El conocimiento deja de ser un espacio de construcción colectiva para convertirse en un insumo dentro de cadenas de producción tecnológica dominadas por actores corporativos.

Recuperar el sentido del conocimiento como un derecho público y colectivo se torna prioritario. Las universidades y los movimientos sociales han desarrollado redes de acceso abierto, bibliotecas digitales gratuitas y modelos de educación colaborativa que buscan romper con la lógica extractivista. La disputa no es solo tecnológica, sino política: ¿qué rol tendrá la educación en el futuro y bajo qué condiciones se producirá el conocimiento? ¿cuál es la especificidad de la educación en este contexto?, son preguntas que tienen que ser debatidas por fuera de la lógica mercantil corporativa.

Antiintelectualismo en la política contemporánea

El antiintelectualismo ha emergido como una herramienta política clave en el discurso de personajes conservadores de derecha y de la ultraderecha. Este fenómeno no solo se manifiesta en el desfinanciamiento de la educación pública, sino también en un desprecio activo hacia el pensamiento crítico y la producción académica.

Figuras como Donald Trump en Estados Unidos y Javier Milei en Argentina, como decíamos al principio de este artículo, han promovido narrativas que desacreditan a las universidades públicas y a los intelectuales con raigambre social, presentándolos como élites desconectadas de las “verdaderas necesidades” de la sociedad. Este discurso busca erosionar la confianza en las instituciones académicas, presentándolas como espacios ideologizados y alejados de la realidad económica.

El antiintelectualismo opera en varios niveles:

  • Desfinanciamiento sistemático: La reducción de presupuestos para universidades y centros de investigación no solo limita su capacidad operativa, sino que también envía un mensaje político sobre la falta de prioridad que se le otorga al conocimiento.
  • Desprestigio del pensamiento crítico: Se promueve una visión utilitaria del conocimiento, donde solo se valora aquello que tiene aplicaciones comerciales inmediatas, relegando las ciencias sociales, humanísticas y todas aquellas que abrevan en el pensamiento crítico.
  • Ataques discursivos: dirigentes políticos que desacreditan públicamente a académicos e investigadores, reforzando la idea de que la educación superior es un espacio de adoctrinamiento ideológico. Posturas que un sector del periodismo acompaña y promociona en la construcción de la opinión pública.
  • Promoción de alternativas privadas: Se impulsa la privatización de la educación como una solución “eficiente” frente a las supuestas ineficiencias del sistema público, reforzando la lógica de mercado.

Este rechazo al pensamiento crítico no es casual, sino estratégico. Al debilitar a las universidades como espacios de cuestionamiento y resistencia, se facilita la implementación de políticas que benefician a las élites económicas y consolidan estructuras de poder desiguales.

Sin embargo, frente a esta ofensiva, las resistencias persisten. Movimientos estudiantiles, docentes y organizaciones sociales han levantado la voz en defensa de la educación pública como un derecho y un espacio de emancipación. La lucha no es solo por recursos, sino por el sentido mismo del conocimiento: si será un instrumento de liberación o un producto más dentro de la lógica mercantil.

Colonialidad del saber y colonialidad del poder: lestructura profunda de la desposesión del conocimiento

La desposesión del conocimiento público, la mercantilización de la universidad y el extractivismo tecnológico no son fenómenos aislados, sino expresiones de una lógica histórica más profunda: la colonialidad del saber y la colonialidad del poder.

El concepto de colonialidad del poder9, nos permite entender cómo las estructuras coloniales no desaparecieron con la independencia de los países, sino que fueron reconfiguradas en nuevas formas de dominación. En el ámbito del conocimiento, esto se traduce en un sistema global donde las instituciones, disciplinas y legitimaciones del saber siguen estructuradas en función de las jerarquías impuestas por el colonialismo.

La colonialidad del saber10, por su parte, se refiere a cómo el conocimiento es producido, distribuido y validado dentro de un esquema que reproduce la hegemonía de ciertos centros de poder. Las universidades de países periféricos son constantemente subordinadas a agendas de investigación dictadas por países centrales, mientras que epistemologías indígenas, populares y alternativas son marginadas o directamente invalidadas en el circuito académico global.

Un claro ejemplo es el sistema de créditos que deberán obtener lxs estudiantes, anunciado recientemente por el subsecretario de Políticas Universitarias, Alejandro Álvarez en un posteo de la red X; puesto que esa subsecretaría será la autoridad de aplicación a partir de 2027. Sistema de Transferencia y Acumulación de Créditos, ECTS (por sus siglas en inglés) copiado del europeo del cual nos ocuparemos en algún otro artículo, porque hace al proceso de la colonialidad del saber en tanto es parte de la imposición de la estandarización sistémica.

Estos conceptos explican el porqué de todos los mecanismos de apropiación que analizamos en el artículo:

  • El desfinanciamiento de la universidad pública responde a una estrategia que empuja a la educación a depender de estructuras privadas de validación, reforzando la lógica de dependencia económica.
  • El capitalismo cognitivo profundiza la idea de que el conocimiento es un bien exclusivo de quienes tienen el poder de financiarlo, manteniendo una brecha estructural entre el saber producido en países centrales y periféricos.
  • El extractivismo tecnológico funciona como una nueva forma de desposesión, donde los datos, investigaciones y sistemas educativos de países con menos recursos son explotados sin que sus comunidades se beneficien de ello.
  • El antiintelectualismo opera como una herramienta de control político, desacreditando el pensamiento crítico para evitar cuestionamientos sobre estas estructuras de dominación.

Entender la desposesión del conocimiento como parte del proceso de la colonialidad nos permite ver más allá de los síntomas y comprender el curso histórico que sostiene la apropiación del saber. La disputa por el conocimiento no es solo económica o tecnológica, sino profundamente geopolítica y epistémica.

Desde quienes luchamos por la universidad pública, como por la educación en todos sus niveles, con la potencia gremial y las herramientas que nos brindan la ciencia crítica y la epistemología decolonial, debemos enfrentarnos no solo a la privatización, sino a una estructura global que define quién puede producir conocimiento “legítimo” y bajo qué condiciones. No sólo se trata de defender recursos, que es una parte importante de la lucha sino también de construir modelos de educación y producción del conocimiento que rompan con las lógicas neocoloniales de la estandarización mercantilista y permitan una verdadera democratización y socialización del saber.

Antes de que la violencia epistemológica y la voracidad capitalistas nos ponga en la encrucijada fatal de aquella breve y siniestra historia que contaba Eduardo Galeano: “El democrático rey convoca a los animales, al pato, a la gallina, al cerdo… y les pregunta. ‘¿Con qué salsa desean ser comidos?’ y el pato le dice: ‘Yo no deseo ser comido’. A lo que el rey responde: ‘Eso no está en discusión’”; es decir, cuando se nos impida decidir o peor, cuando se nos impida pensar y ni siquiera nos demos cuenta de que eso está ocurriendo.

Imagen de portada: Resumen Latinoamericano

1El documento fue analizado de forma breve en mi primer libro “La novela educativa o el relato de la alienación” 2005 Redes Cultura

2Universidades y Estado: una asociación para responder a los desafíos del cambio” Documento de discusión para el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN). Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología. Secretaría de Políticas Universitarias. 2005.

3Como ejemplo podemos decir que la Universidad Nacional de Tucumán participa de una Unión Transitoria de Empresas (UTE) con Yacimientos Mineros Aguas del Dionisio (YMAD) en la explotación de la mina Agua Rica, junto al gobierno de la provincia de Catamarca. O la minera Barrik Gold tomaba los servicios del Departamento de Hidráulica de la Universidad Nacional de San Juan para los informes de exploración en la mina Veladero a principios de la década del 2000.

4Coursera y edX son plataformas de educación en línea que ofrecen cursos de universidades y empresas reconocidas. Aunque permiten el acceso gratuito a algunos contenidos, su modelo de negocio se basa en certificaciones pagas, suscripciones y programas especializados, convirtiendo el aprendizaje en un producto comercializable.

5Canvas es un sistema de gestión del aprendizaje utilizado por universidades y colegios para administrar cursos y evaluaciones. Aunque facilita la educación digital, también recopila datos de estudiantes y docentes, integrándose en la lógica del mercado educativo.

6Estrategia de negocio por la que se ofrece una versión básica, gratuita de un producto o servicio y se cobra por funciones o servicios adicionales.

7Elsevier es una editorial con sede en los Países Bajos, especializada en publicaciones científicas, técnicas y médicas. Publica más de 2.800 revistas y más de 600.000 artículos anuales. Es propietaria de plataformas como Science DirectScopus y Clinical Key, que ofrecen acceso a investigaciones y datos científicos. Sin embargo, ha sido criticada por sus altos costos de suscripción y por restringir el acceso a investigaciones financiadas con fondos públicos.

8Springer Nature es otra editorial académica de gran alcance, con más de 2.920 revistas publicadas. Es conocida por sus libros y revistas científicas, incluyendo Nature, una de las publicaciones más prestigiosas en el ámbito de la ciencia. Al igual que Elsevier, ha sido cuestionada por sus modelos de acceso restringido y por la concentración de publicaciones en manos de pocas empresas.

9Aníbal Quijano: “Colonialidad del poder y clasificación social” Binghamton University New York. 2000

10Walter Mignolo: “La idea de América Latina, la herida colonial y la opción decolonial”. Gedisa. España. 2007

Publicado en Huella del Sur 3/05/2025