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domingo, 1 de septiembre de 2024

Grabois y la confusa ética del sentido común

 



Es comprensible que Juan Grabois dude si está “muy en desacuerdo” con declarar la educación como servicio esencial y que haga la lectura desde lo que llaman el sentido común, con sentencias tales como, “si te cierra la escuela, te caga la vida”.

Cuando de lo que se trata es de un proyecto que (entre otras cosas) intenta “regular” la huelga; una medida extrema a la que se llega luego de agotar las otras vías de negociación, que sabemos que son estos gobiernos de la eficiencia declarada, y otros que practican el progresismo neoliberal, quienes agotan rápidamente esas mismas vías con los discursos de estigmatización sobre los maestrxs y profesorxs, ofreciendo procaces soluciones que mantienen el estado de las cosas, que parece preocuparle a Grabois, pero en otro sentido.

El dirigente social, en ocasión de haber invitado al sociólogo, Axel Kesler a su programa de strem, Jinetes del Futuro, para hablar sobre el proyecto, con media sanción en diputados, que declara la educación como servicio estratégico esencial, lejos de intercambiar sobre los alcances del proyecto, que va mucho más allá  de “regular” el derecho a huelga, porque al modificar el artículo 3 de la Ley de Educación Nacional y explicita que es un “servicio”, como lo analizamos en un artículo anterior; el dirigente social interpela a lxs trabajadorxs de la educación.

Luego de un breve análisis de Kesler sobre el proyecto dirigido a recortar el derecho a huelga y, claramente, como también lo hemos manifestado en nuestros artículos sobre el tema, afirma que está muy lejos de ser un proyecto de educación, además de describir la situación de precarización salarial docente que necesita tres salarios iniciales para no ser pobre (de los que se desprende que la mayoría de la docencia es pobre), reflexiona el sociólogo, “…imaginate si en ese contexto no va a haber huelgas…”. Al mismo tiempo que asevera el desconocimiento que manifiesta un proyecto de tales características sobre el funcionamiento del sistema educativo y señala, “cómo hablar de esencialidad en un contexto de desfinanciamiento total de la educación, de la eliminación del Fondo de Incentivo Docente…”, y vuelve a insistir, “cómo no va a haber huelga en ese contexto (…) el Estado debería responsabilizarse en garantizar el derecho a la educación”.

Grabois interviene, como si hubiera estado pensando en cómo refutar y casi desconociendo los argumentos de Kesler en su postura crítica (con quién puedo tener alguna discrepancia por no ir más a fondo y explicar lo que significa la educación como servicio) y le manifiesta al investigador que no está de acuerdo con el enfoque y agrega que “…la engaña pichanga que plantea el macrismo, mileísmo – no sé qué son estos- es ponernos en una posición conservadora del status quo que es una verdadera mierda. Los que mandamos los pibes a la escuela pública, sobre todo los que no tienen red; si a vos te cierra la escuela te caga la vida y la gente está cagada de bronca de eso. Si viene magoya a decir voy a sacar una ley para que la escuela esté abierta todos los días, todos los pobres de la Argentina lo van a votar…”.

Parece que para Grabois, poco importa que lxs maestrxs sean pobres, habla de “otros” pobres que van a votar a los “quita derechos”, para que lxs docentes pobres pierdan el derecho a reclamar por desprecarizar su trabajo y su vida.

¿Y entonces qué? ¿Pobres contra pobres?

Todo suena mal, aunque ese es el sentido común, en el discurso del dirigente social, que adopta la misma estética del enojo chabacano, para mostrar una posición crítica a través del campo semántico de la denostación y el insulto, tanto que apunta contra una minoría docente como “sorete que maltrata a los chicos” o “abusador serial del estatuto”, para a renglón seguido reivindicar a “la mayoría de buenos docentes”.

Esta comparación es más complicada de lo que parece, Grabois no parte de la mayoría docente que hace su trabajo en las condiciones, que cualquiera que tenga una vinculación con el mundo de la educación conoce y que hemos repasado en innumerables artículos, tal como fue la descripción que realizó el propio Axel Kesler, su invitado, sino que lo que pretende es señalar los casos aislados como si se tratara de la existencia de una sistematicidad de maltratadores y de abusadores de la legalidad (si se me permite el contrasentido).

Acaso es necesario utilizar los mismos argumentos y gestualidades de las derechas (en plural, porque habitan también en los peronismos), para mantener una base social, que es lo que le preocupa al dirigente de Patria Grande, tal como lo manifestó en su programa.

La pregunta: ¿Cuál es el objetivo de Grabois, cuando pretende dar una lección de ética sobre la responsabilidad docente para luego halagar a la dirigencia burócrata enquistada de la CTERA? Ahí parece no ver el statu quo de la responsabilidad de la desposesión sistemática de la educación pública.

Sería injusto si sólo me refiriera al oficialismo de la CTERA, porque también en ese enquistamiento hay otros sindicatos con representación nacional, que tienen cada vez menos credibilidad por sus espurios acuerdos.

Pero, dentro de su marco de referencia Grabois, atina a decir (o desatina) que “…este proyecto de ley, aunque se sancione no se va a cumplir nunca, básicamente por una razón, porque les chupa un huevo que las escuelas estén abiertas, no les importa, no les importa si los docentes hacen paro o no, nunca les importó, es política, hacen política con eso y nos ganan la base social. ¿Por qué nos ganan la base social? Porque la gente cuando ve la escuela cerrada, ve a un campo político para buscar argumentos para justificar que la escuela esté cerrada. O buscar argumentos que está todo bien, ehhh, mi piba estuvo dos meses sin una hora de clase o dos horas de clase porque faltó el docente…).

De esta parte de la intervención de Grabois, cabe destacar la obviedad de que a este gobierno, tampoco, le interesa la educación. El desfinanciamiento y el permanente movimiento en la profundización de la precarización y mayor desarticulación del sistema son una realidad palpable,  así como el paro docente solo le interesa para estigmatizar más aún y aplicar los descuentos; pero la conclusión del hacedor del programa, va para otro lado y es que le quitan la base social. La derecha le quita la base social y esa fuga es porque los docentes hacen huelga. O porque un docente faltó dos meses.

¿No se pregunta el dirigente social porqué si el docente no está yendo durante dos meses no hay una suplencia para cubrir el cargo? Por lo que explicó el invitado, no hay docentes. Y no es de ahora, hace muchos años que las carreras docentes se están vaciando.

Continúa en su propio imaginario, con que “no va a cambiar nada con este proyecto, se apruebe o no se apruebe, nadie los va a ir a inspeccionar cuando hagan huelga, nadie les va a poner una falta, porque no les importa…”. La importancia del proyecto para Grabois gira en relación con el cumplimiento, lo que hace suponer que no es que no sepa si está “muy en desacuerdo”, el problema real para Grabois es que al gobierno no “le importa” y entonces no controla.

Claro que al gobierno no le interesa (la educación), pero sí le interesa el recorte de derechos y la punición.

Por supuesto que la caracterización que hace Grabois sobre lo que pasa en las “barriadas” como el aumento de prostitución infantil o el creciente nivel de abandono escolar, son realidades, lamentablemente innegables, pero la escuela es receptora de esas realidades, no su productora.

La vulneración social se manifiesta en la escuela y con esa realidad no de uno, ni de dos, ni de tres, sino de cientos, de miles con quien lxs docentes comparten la cotidianeidad en estado crítico. Con solo el millón de niñxs que no cenan (y que seguramente son muchos más) que el informe de UNICEF reveló hace algunos días, tenemos la magnitud del problema (que, seguramente, es mayor), que la escuela no va a resolver, porque la escuela no va a solucionar la problemática social, la visibiliza y la asiste desde sus bases docentes.

Pero Grabois, insiste con que va a combatir “los abusos que se hacen del estatuto docente, porque eso nos va a llevar a que terminen haciendo las putas escuelas voucher…”. Hace años que tratan de destruir el estatuto que regula la actividad docente y de hecho van consiguiendo reformas regresivas, como en la Ciudad de Buenos Aires la disolución de las Juntas de Clasificación que consiguió el gobierno del PRO en 2011; también la imposición del presentismo como instrumento coactivo. Luchas que se están dando en las últimas semanas en Neuquén, Río Negro, Entre Ríos.

La noción de escuela “guardería” para los más vulnerables, es una creación que viene desde los 90 del siglo pasado con la implementación de la derogada Ley Federal de Educación durante el menemato, es con esa ley que se textualiza la educación como “servicio”, por eso es importante no ceder, como hace Grabois en este tema que sí es el que está emparentado directamente con la voucherización del sistema y no las protestas docentes.

Nadie le explicó a Grabois, que el proyecto de desposesión educativa y pedagógica es un continuo que se inició en 1979 con la transferencia de escuelas primarias a las provincias durante la dictadura genocida y continuó el proceso de desnacionalización y desguace durante los 90 y el menemato ya citado y que los gobiernos de la “década ganada”, mantuvieron el statu quo del proceso de fragmentación y desposesión, además de la sumisión a las políticas de los organismos internacionales de manera  acrítica, para continuar recibiendo los créditos del Banco Mundial  y del BID, hasta los dos últimos por un total de 641 millones de dólares para el “mejoramiento de la educación secundaria”, ambos del Banco Mundial, para el beneplácito del entonces superministro de economía, Sergio Massa, que mientras tanto recortaba 50.000 millones de pesos de la partida presupuestaria.

Esos, son ejemplos de cómo pauperizar la educación, hacerla dependiente, colonizada, no solo en términos económicos, sino simbólicos y culturales.

Así establecieron la devaluación pedagógica, decretaron la obsolescencia educativa con falacias tales como “escuelas del siglo XIX, docentes del siglo XX y estudiantes del siglo XXI” asociado a enunciados tales como no estar a la altura de las “demandas del siglo XXI”, eufemismo para designar las “necesidades del mercado”, todo otro campo semántico de la moderna “innovación” educativa que ya reemplazó al concepto de “calidad”.

Entonces, cuando Grabois dice: “… que se preste correctamente el servicio o el derecho…”, revela un no saber absoluto sobre lo que implica la reforma economicista de la educación y en función de su preocupación por la supuesta pérdida de su “base social”, pone el foco contra lxs docentes como sujetos de la crisis educativa, siendo la crisis educativa el escenario creado para introducir las políticas de desposesión y profundizar los procesos de endoprivatización.

La educación declarada como servicio, en el contexto del mercado educativo, puede estar sujeta a la privatización total o a la tercerización y esa es la verdadera amenaza a la escuela pública.

Por otra parte, nos preocupa el aumento de la pobreza y las consecuencias en el desarrollo físico y cognitivo de niñxs y adolescentes; pero también nos debería preocupar el sentido común que sostiene su histórica “administración”.  

Darío Balvidares

Publicado en Tramas 28-08-24

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