Por Darío Balvidares*
No son pocos los
sectores sociales a nivel local, regional y mundial que realizan un profundo
cuestionamiento, por múltiples y fundamentadas razones, al proceso
civilizatorio que la dinámica capitalista y su modelo productivo ejercen sobre
los pueblos.
Un modelo probadamente
destructivo no solo del medioambiente, sino de cualquier forma de solidaridad
social que cuestione su accionar.
Enmascarado en los
procesos tecnológicos que prefiguran la sociedad estandarizada del siglo XXI y
avanzando con procedimientos psicolingüísticos sobre el imaginario social en
general y sobre el educativo en particular, las grandes corporaciones
empresariales con sus fundaciones y ong, sumado a las “recomendaciones” de los
organismos internacionales, que ellas mismas controlan; han conquistado,
primero, las decisiones políticas y más tarde, consiguieron acelerar el proceso
de endoprivatización educativa, sobre todo en este año pandémico.
Entendiendo por
endoprivatización, la intromisión directa en las currículas, la decisión sobre
los contenidos, los enfoques, las importancias, las exclusiones y las
valorizaciones. Todo eso y más, con la máscara de los requerimientos y demandas
de una entelequia que llaman “siglo XXI”.
Nada de lo que tenga
que ver con las incursiones del sector privado en la apropiación de lo público
es nuevo, pero sí, aunque tiene larga data, naturalizar que estamos frente al
mercado educativo, donde el mundo corporativo además de hacer excelentes
negocios con los estados-nación, impone su almibarado imaginario con el que se
van apropiando de los sistemas educativos con el permiso y la admiración de los
funcionarios gubernamentales, en especial de los ministros de educación.
Pasado un año de la
asunción del nuevo gobierno no sólo no se advierten grandes diferencias ideológicas
en las políticas educativas llevadas a cabo durante la gestión de Esteban
Bullrich, durante el (auto)gobierno de Mauricio Macri y Nicolás Trotta en el
actual; sobretodo en lo que hace a la macropolítica.
Sí, existen algunas
diferencias en cuanto a la política doméstica en el tema de las computadoras,
las becas, etc. Todas cuestiones que hacen a la micropolítica.
Hablando de las
cuestiones domésticas, finalizada la reunión paritaria con los complacientes sindicatos
nacionales, firmaron una actualización en torno al 10%, lo que lleva el piso
salarial a $ 27.500, mientras son $ 49.911 el valor de la canasta (según lo dio
a conocer el INDEC). Y las migajas del FONID, $ 4.840 en 4 cuotas de 1.210 a
partir de diciembre.
Lo que deja a todas luces a la vista es que, frente al acontecimiento pandémico y todo el esfuerzo de les trabajadores de la educación para sostener el vínculo con sus alumnos y las familias, no es reconocido.
Así las cosas, que no
son sólo producto de los ajustes propuestos por el FMI, sino una política que
tiene continuidad en la precarización de los salarios docentes, producto de la
macropolítica que se instala con la reforma desde hace más de 30 años y que no
importa el signo político de los que han gobernado el país y las provincias,
las estrategias de desposesión educativa se sostienen y acrecientan, alguna vez
más desembozadamente y otras de manera más encubierta.
Solo para tomar dos
ejemplos coyunturales, en Córdoba el gobierno provincial, lleva adelante
modificaciones en el estatuto que pone en riesgo la continuidad laboral. En San
Luis, los diferentes procesos de “charterización” precarizan aún más el trabajo
docente.
Pero al mismo tiempo
que las políticas de precarización salarial, condiciones laborales y abandono
de la infraestructura construyen la crisis educativa, a la que se le suman las
críticas a nivel mundial, regional y local a les docentes “por su formación, su
falta de capacitación”, intentos de cierre de Institutos de Formación y algunos
agregados aporofóbicos; aparecen en escena con despliegue filantrópico, las
mismas corporaciones que concentran las riquezas mundiales, pauperizan y
automatizan a sus empleados, impiden su sindicalización y generan la burbuja
educadora en los “valores” del siglo XXI.
Con más de la mitad de
la población mundial viviendo con 5,50 dólares al día y un tercio de ellos con
1,9, nos hablan con el cantar de las sirenas de la “sociedad del conocimiento”.
En Argentina el 48.7
de les estudiantes no tiene computadora y el 47.1 no tiene wifi en su casa
(según el Observatorio de la Deuda Social).
Este es apenas un
croquis muy pequeño, una breve e incompleta descripción de las obscenas
desigualdades y orden de prioridades de los que vociferan por la niñez y la
educación y éste es el contexto en el que también, obscenamente, el ministro de
educación nacional, se muestra en un zoom junto a directivos de la
multinacional, promocionando y celebrando el proyecto ProgramON, llevado a cabo
por Coca-Cola
junto a la ong, chicos.net, para capacitar a jóvenes de 17 a 24 años, que estén
cursando el último año del secundario, en las “habilidades del siglo XXI”,
Y en la reunión del
zoom, dijo el ministro Trotta:
“En la edad tan trascendente que están hoy en sus vidas, cuando se empiezan a bifurcar los caminos, siempre, ante la duda, pongan energías en el camino de la educación; aunque lleve mucho más tiempo, por más que cueste y uno tenga que entregar horas de descanso y encuentro con amigos y familiares (…) La educación es lo que nos hace mucho más libres, es la puerta que nos garantiza más derechos. [1].
¿Por qué el ministro participa y celebra que Coca-Cola tome el lugar del Estado, se entrometa en la educación pública, defina qué se enseña; qué deben saber les jóvenes y con qué endulzantes enfoques?
¿Acaso no suena
ingenuo (por no decir, cínico), eso de “la educación nos hará libres”?
¿Qué educación? ¿La
que les imparten los valores de los que precarizan y alienan a sus
trabajadores?
Pero pareciera que
esto se naturaliza y que serían importantes puntos de encuentro entre el Frente
de Todos y Juntos por el Cambio, puesto que en todo caso se disputarían para
competir por cuáles son la corporaciones a quienes entregarles la educación de
les niñes, adolescentes y jóvenes.
Cientos de ong y
fundaciones han invadido la educación pública, han tratado de desprestigiar a
les docentes de manera sistemática, formando parte de una política de Estado y
viviendo de él.
Pululan las
fundaciones, que obviamente usted celebra, ministro, como lo hicieron sus
antecesores en el cargo. En este caso puntual de Coca Cola en su maridaje
con chicos.net
Siendo esta última aliada de Disney, con el
programa Disney TinkerLab, que ofrece modelos de aprendizaje para “aprender a aprender para toda la vida: alfabetización digital, colaboración, creatividad,
pensamiento crítico y comunicación”[2], la parte del relato colonial con que nos
persiguen desde los ’90 y que, paradójicamente, la crisis educativa se agudiza
más. Algo así como seguir las “recetas” del FMI para “tener crecimiento
económico”, mientras le pagamos la usura y se genera más pobreza.
Este es el modelo educativo
que se impone a nivel global y en especial para Latinoamérica. Un modelo
estandarizado, vaciado de contenido, pletórico de habilidades y paulatinamente
tercerizado.
No saber nada para ser
en el mercado de trabajo; flexible y adaptable a los requerimientos del siglo
XXI: autómatas estandarizados.
¡Un mundo feliz!
¡Porque Disney
TinkerLab, ya pensó por vos, estimada/o facilitador y tiene los contenidos
secuenciados para que vos no pienses, solo tenés que pertenecer y hacer
pertenecer a tus estudiantes en la Cultura maker! ¡Con la participación especial de Google
Classroom!
Esto no lo dice la
página web pero está implícito.
En una de sus guías,
Disney y el celebre ratón Mickey te indican las “actividades para trabajar en el aula, en la cual se encuentran todos
los detalles y el paso a paso para implementar las experiencias maker. Los docentes podrán seguir la
secuencia completa de actividades - que incluye tres etapas con diferentes
desafíos cognitivos y ejes temáticos - o elegir los proyectos que sean de
interés para ellos y el grupo de estudiantes”.
¡Fast knoweledge! ¡Listo para
facilitadores!
Abríamos el artículo
con los cuestionamientos al modelo productivo y al proceso civilizatorio en el
que estamos inmersos; pues bien, es hora de decir NO al modelo educativo que se
está imponiendo y naturalizando.
No es objetivo, no es
ingenuo, no es neutral. Es un proceso de adoctrinamiento y desposesión, tan o
más predador que la megaminería, que el monocultivo transgénico a base de
agrotóxicos, que los desmontes y quema de humedales, que el fracking.
La actual política
educativa es una variante más de los procesos extractivistas; es imposible que
pase desapercibido o se naturalice que el ministro de educación continúe
diciendo en el contexto del zoom de celebración con Coca-Cola:
“Es importante la articulación de todos los sectores de la sociedad. Entre todos podemos encontrar el camino para que Argentina pueda transitar un proceso que permita el desarrollo con igualdad de oportunidades”
Por todo lo escrito, no hay un “entre todos”, ministro, porque no se crean las condiciones de igualdad.
Porque siguen con las
mismas políticas de tercerización; porque no es Coca-Cola, ni chicos.net,
ni Disney,
ni Open Society (de George Soros, con quien, también celebró convenio), las que
deban sustituir al estado en sus funciones indelegables.
Ni las subsidiarias de
Teach For América, es decir, Enseña por Argentina; ni Proyecto Educar 2050; ni
Argentinos por la Educación (la fundación de Ceos empresariales) o la Varkey
Foundation, con las que el (auto)gobierno de Mauricio Macri y su fiel escudero,
Esteban Bullrich firmó acuerdos, que se pagaron con los dineros públicos que
deberían haber estado en las escuelas, y/o designó como funcionarios públicos a
algunos de sus titulares o directivos.
Claro es, que usted
ministro, también viene de una fundación y del mundo privado de la educación.
Tal vez sea por esa razón que naturalice el proceso de desposesión y pondere la
endoprivatización del conocimiento en manos de las multinacionales.
¿Acaso, no se habla de
estos temas en las reuniones paritarias con los dirigentes sindicales? ¿Nada
tienen para decir esas dirigencias con representación nacional?
Este modelo de educación no sólo no nos hará libres, sino que reforzará la colonialidad interna con su proceso de estandarización del conocimiento en su versión instrumental.
El mundo de Disney es
el mundo de la fantasía detrás de la cual se esconde uno de los mayores
negocios del mundo a la vez que un maravilloso instrumento de penetración
cultural, al igual que la azucarada y burbujeante bebida.
Cada vez se hace más
imprescindible la nacionalización del sistema educativo, que repare la
fragmentación y un cambio de gobernanza que permita una transformación
profunda, con un consejo de educación
nacional surgido desde las bases docentes y la convocatoria a un congreso pedagógico que siente los
precedentes para un modelo que transite hacia una ecología de la educación que
la saque de la variante extractivista de desposesión.
Antes de que el Pato
Donald dé una charla TED por zoom sobre cómo ser un facilitador exitoso de la cultura
maker, tomando un burbujeante refresco educativo.
*Profesor y Licenciado en Letras (egresado FFyL – UBA)
Fue docente
durante 30 años en la Escuela de Comercio 3
Hipólito Vieytes de la que se jubiló como Rector en 2015.
Investigador
en Política Educativa autor de La educación en la era corporativa, la trama
de la desposesión Editorial Herramienta – Contrahegemonía 2019 y La
novela educativa o el relato de la alienación Redes Cultura 2005.
Además de decenas de artículos.
Productor
periodístico y columnista del programa “La Deuda Eterna” (Radio La Retaguardia)
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