Por Darío Balvidares*
Por las redes sociales
se viralizó una entrevista[1]
en el que la ministra de educación de la Ciudad de Buenos Aires, Soledad Acuña,
era la protagonista.
Si bien no es una de
sus virtudes, pensar la educación, porque además, la ministra de educación
nunca fue educadora, sí es una de sus “virtudes” la confrontación directa con
los docentes. Lejos está la ministra de poder establecer un diálogo sobre los
problemas de la pedagogía, o más lejos aún, sobre los problemas de una
epistemología de la educación.
En realidad es lo más
cercano a una buena alumna de los “manuales” y “recetarios” de las
“recomendaciones” instrumentales de los organismos internacionales; tal como lo
“aprendió” en el grupo Sophía, donde recae su formación ideológica más
“académica”.
El deja’vu
Hace 121 años, en
Argentina, el presidente José Figueroa Alcorta, durante un acto en 1909
expresaba todo su caudal ideológico de una clase a la que pertenecía, la
oligarquía, donde manifestaba claramente su desprecio por los más humildes.
“Es un hecho establecido por los
especialistas que la instrucción primaria en nuestro país actúa fuera de sus
cauces naturales. (…) Se apodera como una fiebre maligna de los hijos de las clases
trabajadoras, quienes salen de las escuelas desdeñando el trabajo y aspirando a
una vida de superior nivel, a la cual no están preparados por sus recursos ni
por sus antecedentes. Esta desviación de las corrientes populares del trabajo
de las artes y de los oficios, de la industria y del comercio para optar al
magisterio y a los empleos oficiales, puede encaminarnos a una verdadera crisis
social”[2]
Enunciados como éste
calaron hondo en nuestro imaginario social. Para las clases dominantes,
apropiadoras de lo público y usurpadores de tierra, la educación debería estar,
pero sólo para formar a sus obreros y empleados puesto que esas clases
trabajadoras “no están preparadas ni por
sus recursos ni sus antecedentes…”, es decir: son pobres y no tienen abolengo, no tienen ascendencia ilustre.
Lo peligroso era la “desviación” de esa clase proletaria
hacia el magisterio porque eso podía provocar una “verdadera crisis social”,
así como el peligro de los humildes en los “empleos oficiales”, todo ese
funcionariado estaba reservado para las clases altas.
El espíritu de las
afirmaciones del oligarca Figueroa Alcorta reaparece en el fraseo ministerial de Soledad Acuña cuando
afirma que los “malos resultados de las evaluaciones nacionales e
internacionales” eran producto de lo “mal formados que están los docentes” que
no saben enseñar, otra vez el viejo latiguillo de poner la crisis del sistema
educativo que ustedes contribuyeron a expandir con sus políticas reformistas de
corte neoliberal y promocionadas desde fundaciones como las que usted integró, ministra.
Y con las que
establecen convenios millonarios también en la actualidad, por ejemplo, con
“Enseña por Argentina”, a cuyos “facilitadores”, se les paga de los dineros
públicos que no van a las escuelas, ni a los salarios docentes, ni a los
alumnos en forma de insumos, llámese computadoras.
Incluso el titular de
esa fundación, Oscar Ghillione, fue secretario de Gestión educativa del
ministerio de educación de la Nación durante el período aluvional macrista y
actualmente se desempeña como Director
General de la Escuela de Maestros de la Ciudad.
Ha nombrado, usted, en
el ministerio del que es responsable, un licenciado en administración de
empresas (recibido en la UADE), que ha desfilado por innumerables cursos de
universidades privadas, con un sesgo marcadamente neoliberal, accionista del
Templenton Global Total; Meridian Global Return; Deutsche Bank entre otras
inversiones[3] en
el exterior; una caja de ahorro en dólares en Estados Unidos; además de los
convenios con su fundación “Enseña por Argentina”, que recibe dinero de las
grandes transnacionales; dígame, ministra, qué compromiso puede tener con la
educación…
¿Y usted, Soledad Acuña,
se atreve a decir que el problema de les chiques que no aprenden es que les
docentes no saben enseñar y que no están
formados?
Lo hipócrita no es el
debate con los gremios politizados, como usted afirma en la entrevista, la
hipocresía es llevar a cabo el desmantelamiento de la educación pública
culpando de la crisis a los únicos que luchan por sostener la escuela y
poniendo en cargos a los mercaderes de la educación.
Una pregunta sobre
este mismo personaje, ministra…
¿Tener a un dependiente de Teach For All[4]
como Director de la escuela de Maestros, no es obsceno? ¿O fue impuesto por esa
red de base norteamericana?
La obscenidad y la
hipocresía es nombrar empresarios (para que continúen con los procesos de
endoprivatización del sistema) como Gabriel Sánchez Zinny, otro de la fundación
Sophia, ex Director del INET, ex Director de escuelas en provincia de Buenos
Aires, actual Director Ejecutivo de la
Unidad de Evaluación Integral de la Calidad y Equidad Educativa de la Ciudad de
Buenos Aires, economista, recibido en la elitista Universidad de San
Andrés, dueño de varias offshore entre ellas, Formar Foundation, junto al ex
ministro del “tu tun tu tun” devenido
senador, Esteban Bullrich (también del grupo ¡Sophia!). ¡Una verdadera pléyade!
, o debería decir, ¡Una verdadera plaga! Contando, también, al propio Jefe de
Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta (obsesionado con el negocio inmobiliario de
los espacios públicos de la Ciudad) que supo ser Director de Sophia y, por
supuesto fundador; entre otros de cuyo nombre no quiero acordarme.
Son un grupo de
arribistas y negociantes de la educación desde que asumieron el gobierno. Los
hemos sufrido desde 2007 en las escuelas públicas, hace 13 años que la
fundación Sophia es “gobierno” en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Hace 13 años que
profundizaron la crisis educativa con sus políticas de ajuste presupuestario,
desfinanciación continua de infraestructura y precarización laboral de les
docentes.
¿Y el deja’vu ?
“… además el perfil de
los estudiantes cada vez va teniendo un sesgo más claro, empiezan a estudiar la
carrera docente y esto es igual en todo el país (…) son personas cada vez más
grandes de edad que eligen la carrera docente como tercera o cuarta opción
después de haber fracasado en otras carreras y si uno mira por nivel
socioeconómico, que no debiera ser como un determinante, pero si uno mira en
términos de capital cultural y de experiencias enriquecedoras al momento de
aportar para el aula, la verdad es que son los sectores socioeconómicos más
bajos los que eligen estudiar la carrera docente…”
Pasaron 121 años y se
repite la misma matriz del desprecio autoritario de personajes que ni siquiera por
sus propios principios meritocráticos tienen nada para ocupar el lugar que
ocupan.
¡Cualquier parecido entre lo dicho por la ministra Acuña y el
presidente oligarca, Figueroa Alcorta en 1909 no es mera casualidad!
La burbuja
¿Acaso la ministra es
descendiente de Figueroa Alcorta? ¿O su desprecio por los más humildes lo adquirió
por su (de)formación en el grupo Sophia?
Es ahí, ministra,
donde usted muestra su sesgo ideológico, en el desprecio por los que quieren la
docencia. Nadie, en este país, que decide ser docente, está pensando en
enriquecerse o en hacer negocios con la educación, solo ustedes, los que
piensan como ustedes, los funcionarios que nombré anteriormente y otros más,
también salidos de fundaciones o de universidades privadas.
No está a la altura de
un debate sobre Educación. Usted misma, desde su “burbuja” y su “capital
cultural” lo manifiesta, cuando ataca a los 29 institutos de formación docente
con la única finalidad de cerrarlos y reemplazarlos por UniCABA, una suerte de
engendro neoliberal del conocimiento instrumental.
En lugar de coordinar
políticas de formación docente, lo que pretende es una universidad que
“instruya” futuros empleados en las habilidades y competencias que el mercado
requiere.
Sería un error
quedarnos, simplemente, con el tema del negocio del mercado educativo; el
objetivo principal es de carácter político y cultural. Así como la llamada
generación del ’80 del siglo XIX, prefiguró, también, un modelo que reafirmara
los valores de la burguesía de entonces y el modelo de país, también ustedes
intentan formatear a las futuras generaciones en los disvalores que el
neoliberalismo impone de la mano de la “flexibilidad”, la “adaptación”, la
“eficiencia” y la “calidad” (de los resultados).
Tratar de “fracasados” a les que estudian para ser
docentes, no es un exabrupto, es parte de su ideología, ministra; es parte de
su ser en el mundo, de su burbuja meritocrática hipócrita, porque ni siquiera
tiene los méritos para ocupar un lugar que cada día que pasa deviene más
obsoleto, casi una institución obsoleta.
Con un consejo de
docentes surgidos de las propias escuelas bastaría para tener políticas que
fortalezcan la educación pública. Además de un gran ahorro de dinero que se
volcaría a las escuelas y no a pagar funcionarios ni convenios con fundaciones
amigas o internacionales como la del multibillonario Sunny Varkey.
El fantasma de la izquierda
“… la virtualidad lo
que nos permitió como oportunidad, es que las familias empiecen a ver la
educación de sus hijos, porque hasta ese momento lo que pasaba en el aula,
cuando el docente cierra la puerta, queda entre los chicos y el docente
entonces es difícil enterarte que es lo que efectivamente están haciendo,
entonces sin nosotros no tenemos denuncias concretas de las familias, es muy
difícil intervenir (…) soy mamá de un niño de primaria cuyos docentes le bajan
línea política todo el tiempo (…) porque el problema está en el aula (…) porque
lo más grave es en el aula y si ahí no tenemos la denuncia de la familia es
difícil intervenir (…) es uno de los grandes problemas que tiene que ver con la
formación y con el perfil de quienes que
eligen estudiar, que eligen militar en
lugar de hacer docencia…”
El aula como problema,
les docentes como problema, la formación en los institutos como problema, la
imposibilidad del control ideológico y manipulación como problema.
¡Ministra! ¡Ustedes
son el problema!
Con la práctica de un
macartismo desembozado, despiadado. Contra una docencia y una juventud
estudiantil que no pueden controlar, ni adoctrinar en esa cultura de la
obediencia, del miedo.
Sus dichos, ministra,
como si estuviera dando una lección para ser aprobada por Videla, serían
caricaturescos por la pobreza de significación, si no fuera que es la ministra
de educación de la Ciudad de Buenos Aires y entonces se transforman en la
pedagogía de la persecución de un discurso autoritario que no debate, porque no
sabe de educación y mucho menos de pedagogía, no es lo suyo, ministra, como
tampoco de los funcionarios antes mencionados.
En fin, si la función
ministerial le causa tantos problemas porque es muy difícil sostener la mentira
y sólo se puede mantener con actitudes represoras, autoritarias, pues entonces
tal vez deba renunciar y no aferrarse a un cargo que evidentemente por capital
cultural, no está preparada, porque, además, con sus afirmaciones, atrasa mas
de 100 años.
El valor de la (mal
tratada) educación pública es nada menos que la libertad de cátedra, que
promueva el debate y que por sobre todo, alguna vez la pedagogía crítica, pueda
contra las imposiciones de clase a la que ustedes, ministra, están
acostumbrados.
Después de todo, si de
la aplicación de la pedagogía crítica surgen pensadores y luchadores sociales,
que sí puedan cambiar un mundo injusto en el que ustedes se sienten muy
cómodos, yo lo prefiero antes de que continúen propagando, viralmente, la
idiotez ideológica del emprendedurismo individualista de mercado o formando en
competencias tecnológicas vaciadas de crítica. Por lo que, en un mañana, ese
experto manejará muy bien un diseño tecnológico que le ordene su empleador, pero
no sabrá si lo que está diseñando es un motor de licuadora o una ojiva nuclear.
Y, lo que es aun peor,
por su formación en competencias y habilidades, tampoco le interesará.
¡Un pedido, ministra!
¡Renuncie! De todas
formas, todavía quedan muchos del grupo Sophia (recargado por otres de otras
fundaciones) y seguramente la reciclarán en otro cargo, porque usted está
“adaptada” a la “flexibilidad”.
*Profesor y Licenciado en Letras (egresado FFyL – UBA)
Fue docente durante 30 años en
la Escuela de Comercio 3 Hipólito
Vieytes de la que se jubiló como
Rector en 2015.
Investigador en Política Educativa autor de La educación en la era
corporativa, la trama de la desposesión Editorial Herramienta –
Contrahegemonía 2019 y La novela educativa o el relato de la
alienación Redes Cultura 2005. Además de decenas de artículos.
Productor periodístico y columnista del programa “La Deuda Eterna”
(Radio La Retaguardia)
[1] https://www.youtube.com/watch?v=Qk_ESFkkFbY&t=2049s
[2] Susana
Vior. “Escuelas para una sociedad
desigual” Le Monde Diplomatique.
Abril 2002. Tomado de David Rock El
radicalismo argentino 1890-1930.
Amorrurtu. Buenos Aires 1977.
[3]
Declaración jurada Oscar Ghillione .
Oficina Anticorrupción.
18/09/2018
[4]
“Enseña por Argentina” es una subsidiaria de “Teach for All” de Wendy Kopp
financiada por las grandes corporaciones con vínculos con el Banco Mundial y el
Departamento de Estado de USA.
Excelente la nota acerca de la ministra fascista que (por lo menos a mi) no sorprende.
ResponderEliminar"...si de la aplicación de la pedagogía crítica surgen pensadores y luchadores sociales, que sí puedan cambiar un mundo injusto en el que ustedes se sienten muy cómodos, yo lo prefiero antes de que continúen propagando, viralmente, la idiotez ideológica del emprendedurismo individualista de mercado o formando en competencias tecnológicas vaciadas de crítica."¡Magistral!!!
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