Colonialidad: los dispositivos de la reforma empresarial de la educación
Por
Darío Balvidares
La educación en el mercado
Todo contribuye para formar el “compost-transgénico” con que la
reforma en educación se hace omnipresente, borra los procesos de historicidad
de la escuela, reconfigura a docentes y directivos, formatea a los estudiantes
y pone la incertidumbre como valor, en el marco del enunciado sobre “… el mundo
cambiante…” y desde una mirada sólo
tecnocrática que propone la llamada sociedad del conocimiento, es decir, la
designación de la economía del capital humano.
Y ese es uno de los objetivos principales de la reforma corporativa de
la educación, la generación de egresados de la escuela media formados en las
competencias que el mercado necesita de manera que la escuela debe (de) formar
para la empleabilidad.
Para esto, el discurso de la reforma ha apelado a nociones como
“aprender durante toda la vida”; “aprender a aprender”; “calidad educativa”,
“inclusión”, etc. lo que por operaciones de repetición da para convencer a la
sociedad que la reforma es progresiva y que es necesario el “reformismo
permanente”.
Mientras eso ocurre también aparecen los conceptos de “competitividad”
y “productividad”, es decir, conceptos meramente económicos como parte del
corpus lingüístico reformista, que es “vendido” declarativamente como la nueva
educación, o la educación del futuro.
La pregunta es: ¿Formará en el pensamiento crítico y para la
emancipación?
¡No, la respuesta es no!
¿Y si no forma en el pensamiento crítico, ni para la emancipación,
cuál es su finalidad?
Formar sujetos adaptables, flexibles, competitivos y productivos,
preocupados por no “fracasar” y que apuesten al “éxito” de sus emprendimientos.
Porque esa es la nueva dialéctica esquizoide
pendular en el movimiento entre
el “éxito” y el “fracaso”.
Seguramente gran parte de la población está de acuerdo con que así
sea, porque el neoliberalismo ya los ha convencido de que “el mundo es el
mercado” y el capitalismo, la única posibilidad de existencia, aun cuando
incluya la muerte de la subjetividad.
Por una parte, la devastación de la naturaleza, reconvertida en
recurso y por otra la disolución del sujeto, reconfigurado, también en recurso.
La apropiación del conocimiento por la explotación del recurso humano
para estimular el valor agregado de los recursos naturales, todo para la
optimización de ganancias del mundo corporativo.
El problema es porqué seguimos naturalizando y aceptando una reforma
que pone al conocimiento en general y a la educación en particular al servicio
de las decisiones de los empresarios megamillonarios y a sus “pedagogos”, empleados para seguir generando los discursos
sobre la “crisis” de la escuela y la
falta de “capacitación” de los docentes.
Hace 30 años que dicen que la escuela está en crisis, los que hace 30
años operan para el continuismo reformista, ahora casi todos ellos “empleados”
del Observatorio Argentinos por la Educación, la fundación de los empresarios
que posee toda la información que debería tener el Estado para la construcción
de políticas, pero terceriza esa información para que las políticas públicas se
piensen en instituciones privadas.
El mercado de la educación
Como ya he dicho en otros trabajos, el mercado de la educación está
valuado en trillones de dólares, la prueba es que algunos de los empresarios
dedicados a los “servicios educativos” son billonarios en dólares; como el caso
de Sunny Varkey, que con su fundación brinda capacitación a los directivos de
escuelas de varios países y en otras tantas provincias argentinas por 150 mil
dólares mensuales durante cuatro años.
Además impulsa la Global Teacher Status Index (Índice Global de
Comparación de Maestros) y firme promotor de las evaluaciones estandarizadas. También entrega el Global Teacher Prize, un
premio de un millón de dólares al “mejor” docente del año; algunos lo llaman el
“nobel de educación”.
Dentro de estas políticas, fomenta el individualismo y la “carrera al
éxito” que proponen las pedagogías instrumentales del mercado, además de
formatear con las capacitaciones estandarizadas a los directivos de las
escuelas a través convenios multimillonarios que firma la fundación con la
agencia de negocios llamado Ministerio de Educación, que no tiene escuelas, ni
paga docentes, ni convoca a paritarias, pero sí les paga a fundaciones
privadas, mientras a los docentes los tiene con salarios debajo de la línea de
la pobreza.
Estas estrategias de comparación de docentes o de alumnos por medio de
las evaluaciones estandarizadas u opiniones de las poblaciones sobre sus
maestros son herramientas que nacen en el mundo empresarial y se desplazan a la educación para el
establecimiento de las políticas. Lo que vale para el mercado, vale para la
educación, porque en esta concepción es un gran y jugoso mercado que fabrica
los recursos humanos de acuerdo con las necesidades empresariales.
“Se asume que la empleabilidad
garantiza la competitividad de
las empresas, además del crecimiento y la competitividad del Estado o de sus
alianzas. Los sistemas escolares se transforman, entonces (¡y se trata de una
tendencia mundial!) en fábricas de alumnos de alto rendimiento, piloteadas por
comparaciones internacionales, “benchmarks” y evaluaciones estandarizadas…”[1]
De acuerdo con la European Foundation For Quality Management
(Fundación Europea para la Gestión de Calidad) y su “modelo de excelencia”,
Benchmark es la herramienta de “comparación
sistémica de enfoques con otras organizaciones relevantes para obtener
información valiosa que ayude a la organización a adoptar acciones para mejorar
su rendimiento”.
“El modelo de excelencia EFQM
para los centros educativos se basa en la siguiente premisa: los
resultados de excelencia, en lo referente a los estudiantes, docentes,
empleados y otras partes interesadas, se obtienen a través del
liderazgo en la conducción de la política y la estrategia que se
imprime por medio de las personas, de las alianzas estratégicas, de la
asignación de recursos y de los procesos”.[2]
Pero no solo de software vive el mercado educativo, también entra en
la currícula y genera fragmentación.
La multinacional IBM impulsa el programa P-TECH, que de acuerdo con la
información, ya funciona en 120 países y dice la nota: “La iniciativa, según describen,
no busca un cambio de currícula, sino una adaptación que siga los
requerimientos de la industria…”[3]
Parece que queda claro que
seguir los requerimientos de la industria son cambios en la currícula aunque
“describan” que no.
Este programa que además
promete pasantías (remuneradas opcionales) para los alumnos a partir de los 16
años, además “de las 200 horas de
prácticas profesionalizantes que son obligatorias en el sexto año de educación
técnica”.
¿Entonces las pasantías son
opcionales?
Como sea, el modelo
internacional P-TECH se va a implementar en la Escuela Técnica 2 de Munro en la
provincia de Buenos Aires.
Claro ejemplo de cómo la
educación pública se desplaza a los requerimientos de las grandes
corporaciones.
Veamos un poco más, IBM se
unió con la Cámara Argencon; Chicas en Tecnología y la Fundación Conocimiento Abierto.
¿Qué tiene en común además de
ser socias de IBM?
La Cámara Argencon[4]
es el producto de una reunión entre la propia IBM, el JP Morgan, Exxon y
algunas otras corporaciones; JP Morgan es, además, socio fundador de Chicas en Tecnología[5]
que tiene también cómo sponsor de platino a “Despegar”, la empresa de Roberto
Souviron que es también el titular de la fundación Observatorio Argentinos por la Educación. Mientras que la Fundación Conocimiento Abierto[6]
está en alianza con la Organización de Estados Americanos (OEA) y con otras
fundaciones corporativas, entre ellas la tristemente célebre NED, Fundación
Nacional para la Democracia, financiada por el Congreso de los Estado Unidos.
La NED tuvo participaciones en desestabilizaciones políticas en varios países
en los que operó, entre ellos Venezuela y Cuba[7].
Lo que parece ser tan simple como un programa tecnológico, no lo es
tanto cuando investigamos todo lo que subyace al interior de la reforma. El
modelo educativo internacional que “desembarca” en una escuela pública, como
dice la nota del portal, es en realidad una muestra del desembarco conquistador
en la era de la economía del conocimiento.
Pero los caminos de sujeción colonial son muchos, también en estos
días aparecía la noticia sobre la Licenciatura en Ciencias de la Educación en
el Departamento de Santa Rosa en la provincia de Mendoza, pero no se realiza el
convenio con ninguna universidad Pública sino que el municipio lo realiza con
la UCA[8].
Así que mientras unos “desembarcan” con los espejitos de colores
tecnológicos, otros lo hacen de la mano de la iglesia católica para formar
licenciados en educación, nada menos.
Las instituciones públicas de los estados, tanto el nacional, como los
provinciales se disuelven para permitir, con la bandera reformista en mano, la
sustitución que se inscribe en los procesos de exoprivatización y endoprivatización
de los sistemas públicos de educación.
Eso sí, también durante esos días, han puesto a funcionar a sus
guardias pretorianas, policías y gendarmería, en este caso el gobernador Juan
Manuel Urtubey, devenido en candidato a vicepresidente del Frente Consenso
Federal 2030, para reprimir las protestas de los Docentes Autoconvocados de
Salta por reclamar la actualización de los salarios pulverizados por la
inflación, las tarifas energéticas y los precios de los alimentos y
medicamentos.
¿La educación en las elecciones o las elecciones en
educación?
Para finalizar esta breve descripción de lo que sucede en educación,
del avance de la reforma privatizadora del sistema y del pensamiento de las
políticas públicas, es necesario en épocas de elecciones que los candidatos nos
digan qué van a hacer con la educación. Del oficialismo ya lo sabemos, va a
acelerar el rumbo privatizador de la desposesión educativa.
En una reforma que lleva 30 años de aplicación y profundizando la
crisis que los mismos reformadores crearon para transformarla en un suculento
negocio por una parte, y en un proceso de desubjetivación creciente por la
otra; en una eficaz herramienta de colonialidad.
No sé ven propuestas de fondo que diferencien a los partidos del
establishment. De la oposición tradicional no surge la idea de renacionalizar
el sistema por una falsa idea de federalización que sirve para que el estado
desfinancie a las provincias que no se puedan hacer cargo de sostener el
sistema. No surge de la oposición tradicional ninguna crítica al avance de
fundaciones y ong corporativas que destruyen la soberanía educativa en todas
sus dimensiones, incluso la económica porque los dineros públicos que salen
para pagar los convenios con esas organizaciones privadas no están en la educación
pública.
Desde una posición crítica, aquellos que luchamos por la educación
pública, gratuita y científica, es necesario contribuir a visibilizar estas
políticas de entrega, que no son nuevas. Mostrar el proceso que funciona dentro
de la misma lógica con la que se mueve el extractivismo y el agronegocio,
procesos de desposesión y degradación crecientes.
Algo queda claro, nada tienen que hacer los empresarios en el sistema
educativo, no necesitamos que nos piensen, no necesitamos funcionarios corporativos
que estén en el Estado y en su empresa diciendo lo que es mejor para la
educación, mientras le “venden” al estado sus “servicios educativos”; ni lacayos técnicos que durante 30 años
intervinieron en la esquizofrénica reforma, pero lavan sus culpas diciendo que
la crisis es responsabilidad de los docentes y se resguardan en el
Observatorio Argentinos (CEOS) por la
Educación o promocionando plataformas digitales en la Feria del Libro.
Habrá que concientizarnos como las asambleas ambientalistas: “¡No a la
megaminería contaminante!”; “¡No a los agrotóxicos!”
¡Basta de reforma! ¡No a los empresarios en educación!
[1] Del
Rey, A. (2016) “Del fracaso de los sistemas escolares o de la fábrica del
alumno performativo” Voces de la Educación. 1 (2) pp. 16-22.